La danza en el judaísmo y cristianismo

Índice

Introducción

El baile en el judaísmo es una práctica ancestral ligada a la celebración (Jueces 11:34; 1 Samuel 18:6) y la adoración (2 Samuel 6:14). La danza sirve también como un símbolo de transformación de la tristeza en alegría (Salmos 30:11 y Jeremías 31:13).

En el Nuevo Testamento no existe un mandato bíblico acerca de la danza, por lo tanto, el cristianismo no siempre la aceptó. La danza sagrada se incorporó al culto por la influencia de tradiciones previas y por la necesidad de expresar la adoración con todo el ser y de manera comunitaria.

Se desarrolla a través de danzas congregacionales, representaciones coreografiadas y expresiones espontáneas en diferentes épocas y lugares.

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La danza en el judaísmo

En el judaísmo, el baile es una forma de alabanza, celebración comunitaria y expresión de alegría. Un ejemplo bíblico es la danza de María, la hermana de Moisés, tras cruzar el Mar Rojo (Éxodo 15:20-21).

A lo largo de los siglos, la danza judía ha estado muy vinculada a los ritos religiosos, especialmente en festividades como Sucot, Purim y Shavuot. Durante estas celebraciones, la danza no solo es una forma de expresar alegría, sino también una manera de conectar espiritualmente con Dios y la comunidad. Sirve como elemento histórico narrativo, recordando la presencia constante de Dios y sus hechos poderosos. También como medio de oración y alabanza, como expresión de alegría y reverencia, y como mediadora entre Dios y la humanidad.

En las alusiones y descripciones bíblicas del Antiguo Testamento (AT) sobre la danza no hay desaprobación, sino afirmación de este medio de expresión de alegría y adoración.

La danza en la Biblia no solo es un acto físico, sino que demuestra la alegría, la celebración y la conexión espiritual con Dios. Se utiliza para expresar alegría, unificar a la comunidad, promover la pasión espiritual y conmemorar eventos importantes. En el libro de los Salmos se anima a alabar a Dios mediante música y danzas (Salmos 149:3 y Salmos 150:4).

Durante las épocas de persecución y diáspora, la danza jugó un papel esencial en la preservación de la identidad del pueblo judío. A través de ella pudieron transmitir su historia, sus luchas y fe, incluso en momentos de opresión.

Tiene un valor simbólico, para lo cual incorpora elementos como el fuego, el agua, cintas de colores y panderetas para representar conceptos como la alegría, la intensidad y el fervor.

La raíz más frecuente de la palabra danza en el AT es hul, que se refiere al giro de la danza e implica un movimiento muy activo.

El baile tradicional de los judíos se conoce como “hora”. Se baila descalzo y los participantes se toman de las manos mientras danzan en ronda. La hora es una expresión de alegría y celebración, y forma parte importante de las festividades judías, como las bodas y otras celebraciones religiosas. La danza en rondas simboliza la unión del pueblo en torno a un mismo centro.

Los tipos de danza utilizados por los judíos incluían la danza circular y la danza procesional. Estas se utilizaban a menudo para celebrar eventos importantes, como el traslado del arca, cuando David y el pueblo de Israel danzaron como forma de adoración y expresión de alegría delante del arca del pacto (2 Samuel 6:14).

Un tercer tipo de danza incluía saltos o movimientos giratorios, llenos de alegría. (2 Samuel 6:16 y Malaquías 4:2). Servían como medio de celebración, como la danza de María, la profetisa, tras cruzar el Mar Rojo (Éxodo 15:20) y cuando David venció a Goliat (1 Samuel 29:5).

Las danzas eran parte de las festividades religiosas. En la fiesta de los tabernáculos, por ejemplo, los hombres danzaban con antorchas en las manos, mientras entonaban canciones de alegría y alabanza a Dios. Hombres y mujeres bailaban por separado.

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La danza en el cristianismo

El cristianismo, si bien no tiene mandatos específicos de danza en la liturgia, reconoce su uso social y espiritual, como se ve en la parábola del hijo pródigo (Lucas 15:25).

La aceptación de la danza como un medio de adoración era parte de la creencia de la iglesia cristiana primitiva. Durante la Edad Media, a pesar de las crecientes prohibiciones contra el uso de la danza, se continuó utilizando como medio de oración y alabanza. Sin embargo, para la época de la Reforma, se eliminó del culto de la iglesia católica y protestante.

En los primeros cinco siglos de la iglesia los cristianos estaban acostumbrados a celebrar con danza en los cultos y festividades, porque era una tradición profundamente arraigada recibida de los judíos. En registros de cultos cristianos de 150 DC y 200 DC se describen alegres danzas circulares.

Danza circular

Sin embargo, en la sociedad romana la danza se volvió teatralizada, luego comercializada y, por último, en ocasiones para el libertinaje y la sensualidad. Ante esta decadencia moral los cristianos buscaron purificar la danza eliminando todo rastro de paganismo en la intención y expresión del movimiento. La danza continuó dentro de las iglesias, siempre que la forma y la intención fueran santas. Los líderes de la iglesia intentaron desviar la mirada del movimiento físico y considerar la danza desde una perspectiva espiritual, como símbolo de los movimientos espirituales del alma, a danzar no solo con los movimientos circulares del cuerpo, sino con la fe piadosa en el Señor.

Otros líderes se opusieron con afirmaciones como “donde hay danza, allí está el maligno” aludiendo al baile de la hija de Herodías, advirtiendo contra las danzas “frívolas e indecorosas” y calificándolas de “acto sórdido y vergonzoso”.

En la Edad Media la autoridad religiosa se fue expandiendo y profundizando. Mientras el énfasis en el misterioso ritual del servicio religioso aumentó, fue sustituyendo la celebración espontánea y la alabanza a Dios. La misa era en latín, una lengua que solo conocían las personas cultas y el clero, los coros eran los únicos que participaban en las partes cantadas de la misa y el clero se convirtió en un simple espectador. En ocasiones especiales, como el Día de los Santos, Navidad y Pascua el clero realizaba danzas sagradas. Las formas habituales eran las procesionales o circulares.

También se desarrollaron las danzas sagradas populares, durante festividades religiosas. Era costumbre la danza procesional, aunque también eran populares las danzas circulares. Era difícil para la iglesia regular estos bailes populares, ya que implicaban movimiento espontáneo. Cuando se acompañaban de banquetes y bebidas se producían excesos que eran mal vistos por la iglesia. Con el paso de los siglos los obispos evitaron bailar con el pueblo, pues el baile simboliza y genera un sentido de igualdad, lo cual amenazaba la jerarquía. Así se aceleró la legislación de la iglesia contra todo baile.

Danza procesional

Con el tiempo la danza sagrada comenzó a cambiar. En lugar de ser una danza devocional, el movimiento se volvió más teatral y dramático.

Durante el Renacimiento, florecieron las celebraciones procesionales, los ballets morales teatrales y algunas interpretaciones de himnos y salmos durante el culto. La Iglesia Católica y las autoridades civiles intentaron reprimir, proscribir y ritualizar estas danzas. Sin embargo, fue la Reforma Protestante la que tendió a eliminar la danza cristiana. Se abolieron todos los bailes y procesiones, excepto las fúnebres. Aunque los primeros líderes de la Reforma no estaban en contra de la danza, los que les siguieron se opusieron con firmeza al conectar la danza con el cuerpo y el erotismo, y enseñaron a no glorificar el cuerpo.

Los acontecimientos de la época acabaron por erradicar la danza litúrgica, las procesiones y la mayoría de las artes visuales, dejando solo la pintura, la predicación y la música.

Gradualmente, con la renovación de la iglesia, tanto católica como evangélica, en el siglo XX, la danza ha comenzado a encontrar una creciente aceptación en el culto. La danza aparece en una enorme gama de expresiones, desde la representación dramática cuidadosamente coreografiada hasta la adoración espontánea individual.

Estudios recientes sugieren que hay más referencias a la danza en el Nuevo Testamento de lo que se creía originalmente. En arameo, la lengua que se hablaba entre los judíos en tiempos de Jesús, la palabra para «regocijarse» y «bailar» es la misma. Por lo tanto, al incluir bailar cuando manda regocijarse, se hace referencia a bailar y saltar de alegría (Lucas 6:23), así como a «bailar en el Espíritu» (Lucas 10:21).

Para saber más puede leer la siguiente página (en inglés): Worship God in Dance by Lucinda Coleman – Renewal Journal

Les dejo el texto traducido para descargar:

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