Ángeles caídos y demonios

Introducción

Hay quienes afirman que ángeles caídos y demonios son lo mismo. Pero si estudiamos con atención la Palabra de Dios, veremos que existen diferencias que demuestran que se trata de otro tipo de criatura.

A través de este estudio vamos a analizar brevemente su origen y describir las características de ambos.

Ángeles caídos

¿Quiénes son?

Los llamamos “ángeles” en sentido general. No son los santos ángeles de Dios, aunque alguna vez lo fueron.

Les decimos “caídos” porque luego que se rebelaron “cayeron” desde el tercer cielo (donde habita el Creador y sus santos ángeles) al segundo cielo (regiones celestiales de oscuridad). También podemos interpretar esta expresión en sentido figurado, pues cayeron de la posición de honra, o de la alta estima que les tenían.

¿Son todos iguales?

Cuando usamos la expresión “ángeles caídos” nos referimos a seres espirituales de diferente naturaleza, pero que tienen en común que se rebelaron contra el Creador junto con Satanás (Isaías 14:12-15[1]). La expresión más exacta sería “espíritus” o “seres espirituales” pues no todos tienen la misma forma ni características.

En Efesios 6:12 leemos: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.”

Los principados son mencionados también en el libro de Daniel: “Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido. Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia. (…) Él me dijo: ¿Sabes por qué he venido a ti? Pues ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de Persia; y al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá.” (Daniel 10:12-13 y 20). Así que los ángeles caídos tienen una estructura jerárquica, en cuyo punto más alto está Satanás, le siguen los príncipes, luego las potestades, más abajo los gobernadores de las tinieblas y debajo de todo, las huestes espirituales de maldad.


[1] Hay quienes interpretan el versículo 15 como que ahora Satanás se encuentra en el Seol (infierno). Pero Jesús dice que lo vio caer del cielo (Lucas 10:18) y a Juan se le reveló que en los tiempos finales será arrojado del cielo a la tierra (Apocalipsis 12:7-9). Efesios 6:12 afirma claramente que sus huestes habitan en las regiones celestiales. Por eso concluimos que fue echado de la presencia de Dios (tercer cielo) al segundo cielo y es posible que algunos de sus ángeles hayan ido a parar al Seol, a la parte separada por el abismo adonde van los pecadores (Lucas 16:26).

Demonios

¿Quiénes son?

A los demonios se los conoce también como espíritus impuros o espíritus inmundos (Mateo 10:1; Marcos 1:27; Lucas 4:36). Viven entre nosotros, no en las regiones celestiales.

No hallan reposo si no tienen un cuerpo donde vivir, por eso buscan poseer a los humanos (Lucas 11:24). Cuando entran en una persona, se dice que está endemoniada (Mateo 8:16; Mateo 9:32).

Cuando Jesús estuvo en la Tierra los demonios, hablando a través de las personas que poseían, lo reconocían como el Hijo de Dios (Lucas 4:41; Marcos 1:24; Marcos 3:11).

¿De dónde surgieron?

En cuanto a su origen, existen varias hipótesis, porque la Biblia no brinda información suficiente.

1° Hipótesis: Son ángeles caídos

Muchos cristianos afirman que no hay distinción entre ángeles caídos y demonios, que son los mismos seres.

Esta hipótesis requiere ignorar el hecho de que solamente los demonios buscan poseer cuerpos. Tampoco pueden explicar cómo adquirieron esta habilidad, ya que no hay registro en la Biblia ni en la tradición, de que los espíritus al servicio de Dios (ángeles, arcángeles, serafines, etc.) puedan entrar en los cuerpos de los humanos ni en el de los animales.

2° Hipótesis: Almas de los muertos

Algunas personas identifican a los demonios con espíritus de los muertos.

Tanto en el culto Kimbanda como en Umbanda creen que en la incorporación de espíritus se comunican con el espíritu de un muerto que actúa como guía. Así que suponen que los demonios son en realidad espíritus desencarnados (las almas de los que murieron).

Según sus enseñanzas, el mundo de los muertos continúa semejante al nuestro, pero sin penas ni desgracias. Por eso, los espíritus de las personas fallecidas están dispuestas a guiar a sus familiares vivos.

Rechazamos rotundamente esta explicación, pues la Biblia enseña que las almas de los que mueren no pueden volver al mundo de los vivos. Además, todos los rituales que practican los kimbandas y umbandas atraen demonios, no espíritus de personas difuntas.

3° Hipótesis: Humanos anteriores a Adam

A principios del siglo XX, surgió la explicación entre algunos cristianos, de que existió una creación preadámica, gobernada por Lucifer antes de su caída. Cuando éste se rebeló, el mundo fue destruido por una gran inundación. Esa fue la causa de que la Tierra estuviera “desordenada y vacía” como dice Génesis 1:2.

Esta raza humana estaría formada por los cavernícolas cuyos restos encontraron los arqueólogos y al morir sus almas se transformaron en demonios.

La crítica más clara la encontramos en la Biblia, que dice que Adán fue el primer hombre (1 Corintios 15:45). Además, no habría razón para que sus almas se transformaran en seres inmundos.

4° Hipótesis: Los nefilim

Otra teoría es que hubo ángeles que tuvieron relaciones sexuales con las mujeres (Génesis 6:1-4 NTV y el libro apócrifo de Enoc) y tuvieron como hijos a los gigantes llamados nefilim.

En Judas 1:6 dice que a los ángeles que no guardaron su dignidad los guardó en prisiones eternas. En 2 Pedro 2:4 se menciona que estos ángeles fueron metidos en oscuros calabozos para ser preservados para el juicio final y se relaciona su pecado con el de Sodoma y Gomorra (inmoralidad sexual). Si fueran los ángeles caídos sería injusto que solamente se encerrara a algunos. Es más probable, que se trate de los que tuvieron relaciones ilícitas con humanas.

Estos gigantes se hicieron guerreros, convirtiéndose en varones famosos (Génesis 6:4) y llenaron la tierra de maldad. Según el libro de Enoc la causa del diluvio fue exterminar a los nefilim y al morir sus almas se transformaron en demonios.

El libro de Enoc en el capítulo 15, dice: «Y ahora, los gigantes que han nacido de los espíritus y de la carne, serán llamados en la tierra espíritus malignos, y sobre la tierra estará su morada».

La crítica a esta explicación es que los ángeles no pueden tener relaciones sexuales (Lucas 20:34-36). Pero existen varios pasajes de las Escrituras en que los ángeles de Dios se vuelven visibles y muestran manifestaciones corporales como comer, tomar la mano de una persona, etc. Así que sería posible que se hayan materializado.

Personalmente, me parece más acertada la última hipótesis (la de los nefilim).

Diferencia entre ángeles caídos y demonios

Mientras que los ángeles caídos viven en el segundo cielo, los demonios viven en la tierra.

Los ángeles caídos eran buenos cuando fueron creados, pero la maldad entró en ellos cuando pecaron. En cambio, si aceptamos la hipótesis de los nefilim, los demonios nunca fueron buenos. Cuando estaban con vida cometían toda clase de atrocidades.

Otra diferencia es que los ángeles caídos no pueden ni desean poseer cuerpos humanos. Ellos procuran controlar las naciones, regiones y ciudades influenciando a las personas. Los de menor rango “susurran” ideas como si fueran los propios pensamientos para “robar” la palabra sembrada (Lucas 8:11-12), tentar (Marcos 1:13), poner malos sentimientos (Juan 8:44), etc. También buscan asustar moviendo objetos, encendiendo o apagando artefactos eléctricos, haciendo oír voces o ruidos, bajando la temperatura de la habitación, etc.

En cambio, los demonios buscan cuerpos donde entrar (Mateo 12:43-45; Mateo 8:31) y le causan daño (Lucas 13:11; Mateo 8:6), incluso intentan matar a la persona (Marcos 9:22).

Así que los ángeles caídos atormentan desde afuera, mientras que los demonios lo hacen desde adentro del cuerpo.

Es importante destacar que tanto unos como otros necesitan el permiso de Dios para hacernos daño.