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Introducción
Desde las primeras expresiones rítmicas de la prehistoria hasta las complejas coreografías actuales, la danza ha evolucionado acompañando las transformaciones sociales y culturales a lo largo de la historia. Desde sus comienzos ha servido para expresar los sentimientos (en funerales y celebraciones) y como forma de adoración.

Formó parte de los rituales paganos, pero también tuvo un lugar destacado en las fiestas judías instituidas por la Ley dada a Moisés. Por lo cual podemos afirmar que tiene un valor espiritual. La iglesia cristiana la incorporó al culto en ciertos momentos y la dejó de lado en otros por considerarla de origen pagano o fuera de lugar.
La danza ha sido utilizada para celebrar eventos importantes, para expresar emociones, para contar historias, para fortalecer los lazos comunitarios, para honrar a Dios y a divinidades paganas. La danza también ha servido como una forma de resistencia y de protesta, permitiendo a las personas expresar sus opiniones y sus sentimientos.
Desde los tiempos bíblicos hasta la actualidad, para el pueblo de Dios la danza ha sido un medio para celebrar la vida, expresar la identidad y como una poderosa herramienta de conexión espiritual y comunitaria.
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Orígenes de la danza
Los orígenes de la danza se remontan a la prehistoria, cuando los movimientos rítmicos se usaban en celebraciones, rituales e incluso para expresar las emociones. De modo que la danza fue una de las primeras formas de comunicación humana y formaba parte de los momentos más importantes de la vida en comunidad: celebración de nacimientos, preparación para la caza o la guerra, ceremonias religiosas, ritos funerarios.
Existen numerosas evidencias arqueológicas, de las cuales las más antiguas son las pinturas rupestres de Bhimbetka, en la India (datados en 9000 AC) y la enciclopedia hindú Nāṭya-Śāstra (literalmente “tratado de danza y arte drático”) escrito entre el 400 y el 200 AC.

En Egipto, desde el periodo predinástico, la danza servía no solo como entretenimiento, sino también una forma de comunicación con los dioses y una importante expresión artística presente en cenas y banquetes, celebraciones, rituales religiosos, procesiones y ceremonias fúnebres. Existían compañías profesionales llamadas khener asociadas a un templo, ciudad o una casa real. Seguramente, esta forma de expresión ejerció su influencia en el pueblo hebreo mientras vivió en Egipto.
Los judíos practicaban la danza en las fiestas establecidas por la Ley y para celebrar algún acontecimiento trascendente. Después del paso del mar Rojo, Moisés y su hermana María bailaron junto a otros hombres y mujeres al son de panderos. David hizo lo mismo delante del Arca del Pacto en señal de alegría acompañado de la música de diversos instrumentos musicales.
En Grecia la danza o baile ocupó un lugar destacado. Lo vemos en la literatura como el mito del baile de los coribantes quienes con su danza salvaron de la barbarie de Saturno al pequeño Júpiter y en el célebre libro de la Odisea, también en esculturas y otras obras de arte. Ateneo nos dice que los escultores más hábiles iban a estudiar y dibujar las varias actitudes de los bailarines, para copiarlas después en sus obras. Fueron los griegos quienes introdujeron el baile en el escenario al unirlo al teatro, dando origen a la comedia y a la tragedia. Los romanos y otros pueblos que le sucedieron adoptaron esta forma de entretenimiento.
Los romanos usaban una danza, o más bien pantomima, en los funerales; también se establecieron danzas religiosas, como la danza de los salios en honor a Marte y el baile del Himeneo o «danza nupcial» que se desvirtuó hasta convertirse en una representación obscena del amor conyugal, por lo que el Senado decidió echar de Roma a todos los danzarines y maestros de semejante baile.
En todas las religiones antiguas se incorporó la danza ejecutada por sacerdotes. Incluso en los primeros templos de la Iglesia Católica se reservaba un terreno elevado, que servía de escenario. En esta especie de teatro separado del altar los sacerdotes ejecutaban las danzas sagradas con la mayor pompa en todas las fiestas solemnes. Sin embargo, durante la Edad Media, la danza fue marginada por la iglesia pues la consideraba un rito pagano. Pero persistió en las cortes aristocráticas (caracterizada por su elegancia y su refinamiento) y en fiestas populares (con un ritmo rápido y movimientos vigorosos).


En el Renacimiento cobró un nuevo impulso, especialmente en Francia, en forma de historias bailadas sobre textos mitológicos clásicos. Se suele considerar que el primer ballet fue el Ballet comique de la Reine Louise (1581). Fue en esa época que surgieron los primeros tratados sobre danza.
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Coreografía
La coreografía es el arte de organizar movimientos en una secuencia. Si bien se puede considerar que existió de forma rudimentaria en la prehistoria, se afianzó como un arte organizado durante el Renacimiento.
Las primeras manifestaciones de la danza se caracterizaban por movimientos simples, gestos repetitivos y el uso de objetos como máscaras, plumas y otros elementos simbólicos. Generalmente formaban parte de rituales religiosos.

En Egipto los bailarines realizaban danzas complejas, a menudo con movimientos sensuales y acrobáticos, para honrar a los dioses y celebrar eventos importantes. La danza o baile astronómico inventado por los egipcios e imitado luego por los griegos se reducía a representar al son de tocatas armoniosas y por medio de pasos mesurados y figuras bien diseñadas el movimiento y curso de los astros.
En la antigua Grecia, la danza era considerada una forma de arte altamente respetada. Existían danzas corales utilizadas en el teatro y la religión y danzas individuales, que se caracterizaban por la belleza y la expresión emocional.
Las danzas romanas, con influencia de las culturas griega y oriental, se caracterizaban por su variedad y su complejidad. Las danzas de gladiadores, las danzas de los soldados y las danzas rituales eran algunas de las formas más populares. Los romanos también introdujeron el concepto de ballet, un tipo de danza con movimientos más controlados y coreografiados.
Sin embargo, fue en el Renacimiento cuando se consolidó la coreografía. Este período de gran florecimiento artístico y cultural marcó un punto de inflexión en la historia de la danza. En la corte francesa, los maestros de danza comenzaron a organizar los patrones de movimiento y el contexto teatral de las danzas cortesanas. Inspirados en las danzas antiguas, crearon nuevas formas de danza que se caracterizaban por su belleza, su armonía y su expresión emocional: la danza de salón, que se bailaba en los salones de los nobles, y la danza de ballet, que se caracterizaba por sus movimientos elegantes y sus coreografías complejas.

En el Barroco, las danzas se caracterizaban por su grandiosidad, su teatralidad y sus movimientos complejos, y se realizaban en los palacios, en las óperas y en las iglesias.
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